La inteligencia artificial es uno de los campos tecnológicos con mayor actualidad y proyección de futuro. Es el tema de moda tanto en los ámbitos académicos como en la industria, ya que abre las puertas a un progreso inimaginable en la productividad humana. Las aplicaciones estudiadas y puestas en marcha para la IA van desde las cámaras para atrapar delincuentes hasta los sistemas de generación de lenguaje natural.
Sin embargo, uno de los ámbitos de aplicación más fascinantes para la inteligencia artificial tiene que ver con los vehículos inteligentes. El concepto, que parece sacado de una película de ciencia ficción, consiste en coches autoguiados sin intervención humana.
Mayor seguridad y confort
Los coches inteligentes combinan lo más avanzado de la tecnología de posicionamiento, la mecánica automatizada y la visión por ordenador para proporcionar un servicio de ensueño: la posibilidad de ir a donde queramos sin conducción humana.
La idea de rutas llenas de autos guiados por inteligencia artificial podría ser también una solución a los serios problemas de tráfico de las grandes ciudades. Un vehículo inteligente podría elegir la ruta más adecuada, programar el recorrido, la velocidad crucero y desplazarse sin tener que lidiar con la incertidumbre y los accidentes derivados de la impericia humana.
El uso de cámaras y los modelos de interpretación y clasificación de imágenes permite a estos coches avanzados reconocer objetos, como carteles con indicaciones o animales que podrían cruzarse en el camino. De esta forma, pueden actuar rápidamente y prevenir incidentes en circunstancias en las que una persona, con un tiempo de respuesta mucho más alto, quizás no llegaría a reaccionar.
Una aplicación de alto riesgo
El problema principal cuando se trata de vehículos inteligentes es, obviamente, la seguridad de los pasajeros. Los modelos de aprendizaje automático suelen basarse fundamentalmente en la prueba y el error para entrenar a los sistemas, algo que, en el caso de usos en los que puede estar en riesgo la vida humana, no es una metodología aceptable. Cualquier falla en los cálculos o una mala interpretación de las señales de tránsito por parte del ordenador podría desencadenar una tragedia.
Por este motivo, las mentes más brillantes del mundo están intentando desarrollar métodos para crear una IA dedicada a la conducción de vehículos que sea confiable y robusta. A la cabeza de este objetivo se encuentran Tesla, la automotriz del excéntrico magnate Elon Musk, y Google, que se ocupa de la modelización de inteligencia artificial de vanguardia.
Es de esperar que los primeros modelos comerciales masivos autotripulados lleguen a manos del consumidor antes del final de esta década. Sin embargo, no sería extraño que se produjera un salto tecnológico excepcional que permita adelantar aún más este cronograma.