La idea de que el trabajo humano será reemplazado irreversiblemente por máquinas y robots existe en el imaginario desde hace siglos. Sin embargo, en el final del siglo XX y el comienzo del siglo XXI esta especulación ha comenzado a convertirse en realidad.
Pese a que las primeras víctimas del proceso han sido fundamentalmente los trabajadores manuales, el desarrollo de la inteligencia artificial ha demostrado que los ordenadores pueden reemplazar eficientemente a los humanos en infinidad de otras tareas.
Los países deben prepararse para el futuro
Con esta perspectiva en mente, los políticos deben comenzar a planificar de inmediato políticas públicas que hagan frente a los cambios en el mercado de trabajo de las próximas décadas. Incentivar la formación de recursos humanos en ciencias duras y tecnología de punta es la clave para mantenerse a la vanguardia de la innovación.
Los campos de la informática y la ingeniería son aquellos que presentan la mayor carencia de profesionales. Al mismo tiempo, son estas actividades las que podrán escapar más fácilmente a la automatización, ya que son las encargadas de planificar y crear los modelos automáticos de producción.