Como todos los años, los fanáticos de la tecnología están a la espera de la aparición en el mercado de las líneas de productos de las principales compañías del mundo del hardware. En este caso, la expectativa ha tenido un motivo especial: el lanzamiento de la serie M1 de chipsets para ordenadores de Apple.
La compañía, conocida por su experiencia y calidad en la creación de dispositivos, rompió recientemente su alianza histórica con Intel, que proveía el hardware principal para su línea MacBook, para iniciar su camino en el desarrollo de sus propios microprocesadores y GPUs. Para los entusiastas del mercado informático, el surgimiento de un nuevo actor en el mundo de los chipsets es un indicador del posible fin del dominio ininterrumpido de Intel y AMD de las últimas dos décadas.
Primeros datos: performance decepcionante
Desde los anuncios a la prensa, han comenzado a aparecer publicados los primeros benchmarks del rendimiento de las GPU M1 Pro y M1 Max de Apple. Estas pruebas se realizan utilizando software de referencia que efectúa diferentes tipos de tests para evaluar la performance de los procesadores gráficos en diferentes contextos de uso.
Pese a la expectativa que había generado la irrupción del gigante de Cupertino en un mercado controlado por AMD y nVidia, los resultados han sido, hasta el momento, muy inferiores a lo esperado. Cuando se trata de aplicaciones de alta demanda de recursos, como los videojuegos, el chipset integrado de Apple queda muy por detrás de las soluciones más populares de sus competidores. Esto se expresa en menores FPS durante el funcionamiento de los juegos y una calidad gráfica inferior.
Un futuro que promete
Sin embargo, teniendo en cuenta que se trata de la primera experiencia de la compañía en un mercado altamente desarrollado, la performance de la línea M1 no ha sido mala. En particular, la mayoría de las comparativas entre productos enfrentan al chip de Apple con tarjetas gráficas dedicadas, lo que pone al dispositivo en inferioridad de condiciones.
Probablemente, estos primeros contratiempos impulsen a los técnicos encargados de la arquitectura de chipsets de la empresa a correr aún más los límites de las prestaciones del producto mediante correcciones de software. Una vez que sea incluido en nuevos portátiles, controladores especialmente destinados a cada dispositivo de Apple pueden marcar la diferencia y emparejar la carrera por el ser GPU más poderoso.